En la edición de 1593 Ripa nos describe de forma muy breve esta alegoría: "Mujer, con la mano derecha abierta, y extendida, y con la siniestra cerrada, y apretada. Aludiéndose a la sentencia del Filósofo Zenón, ya contada en otro lugar" [1593: 239].
Mayor atención dedicará a una segunda alegoría de la Retórica publicada en la edición de 1603: "Mujer hermosa, ricamente vestida, con un magnífico tocado en la cabeza, mostrándose alegre y placentera; en la mano derecha llevará un Cetro, y en la siniestra un Libro, llevando en el borde de su túnica bordadas estas palabras: Ornatus persuasio [1]; el color de su rostro será rubicundo.
No hay hombre, por más salvaje y rústico que sea, que no sienta la dulzura de un artificioso razonamiento puesto en boca de una persona elocuente, en su esfuerzo por persuadir acerca de cualquier cosa; por ello se pinta bella y de aspecto noble y placentero.
El Libro denota, que este arte se adquiere con el estudio, pues no suele darse en su mayor perfección como don de la naturaleza.
La letra, Ornatus persuasio, nos enseña el oficio del Retórico, que es el de instruir a los demás para que aprendan a hablar convenientemente a la hora de persuadir.
El Cetro es signo de que la Retórica rige los ánimos, los fuerza y refrena, y los domina de la forma en que más le place" [1603: 433].
Una temprana alegoría de la Retórica, con corona regia y espada, símbolo de su poder. Carta del Tarot de Mantegna (c.1465).
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La Retórica se muestra ofreciendo un libro de Poesía a Virgilio, y otro de Historia a Salustio. De su boca salen una rama y una espada, símbolos de su dulzura y de su poder. Grabado atribuido a Urs Graf, perteneciente al Margarita philosophica, de Gregor Reisch (Estrasburgo, 1504).
En la edición de 1613 la alegoría de la Retórica quedará definitivamente conformada: mujer hermosa con la mano derecha abierta y levantada, sujetando con la izquierda un cetro y un libro, y con una Quimera a sus pies. Nos dice Ripa que lleva la mano levantada y abierta "por cuanto la Retórica suele discurrir por lo común por vías amplias y demostraciones patentes y despejadas, simbolizando ya antaño Zenón a la Retórica con figura semejante a la que hemos descrito, con los dedos extendidos y las manos abiertas. Por lo mismo reprende Quintiliano a los que explicándose o disertando sobre cualquier extremo, conservan puestas las manos debajo de la ropa, pareciendo con esto que cuanto tratan y afirman lo hacen suciamente y sin la debida claridad".
La Retórica, con corona de laurel (símbolo de su victoria) y las manos extendidas, según grabados de Sebald Beham (Alemania, 1530-1550) y Georg Pencz (Alemania, 1541-1600)
Con respecto a la figura de la Quimera, Ripa ofrece la siguiente explicación: "La Quimera, según dicen Nacianzeno y el comentarista de Hesíodo, es monstruo que representa y simboliza las tres partes de la Retórica, a saber: la judicial, que se expresa con el León, a causa del terror que infunde sobre los reos; la demostrativa, que se expresa con la cabra, por lo mucho y voluptuosamente que en este arte se divaga y razona con el habla; y por último la deliberativa, que se expresa con el dragón, a causa de la variedad de los argumentos y los larguísimos giros y rodeos que precisa el persuadir" Ripa [2002: 266-267].
Como signo de su poder, la Retórica aparece coronada y portando la hoja de palma (signo de victoria). Grabado de Étienne Delaune (Francia, 1550-1572)
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[1] "La persuasión es un adorno".